Nos encanta disfrutar del verano y las buenas temperaturas que nos permiten pasar tiempo al aire libre y pasar más tiempo de ocio en espacios abiertos.
Pero junto con los beneficios del calor, también podemos encontrar algunos inconvenientes como la necesidad de prestar más atención que nunca a la conservación de la carne, ya que las altas temperaturas pueden afectar a su sabor, calidad y durabilidad.
Dos cosas a tener en cuenta al comprar carne
Si durante el resto del año es importante el tipo de carne que compramos, cuando llega el verano es esencial prestar aún más atención.
Acostumbrados como estamos a ver cada vez más carne envasada, se nos puede hacer complicado diferenciar bien los diferentes tipos de carne, sus usos y que sean de gran calidad.
Es muy importante acertar con la pieza de carne que compremos y el uso que le vayamos a dar (empanar, hornear, guisar, etc.), así conseguimos hacernos con piezas de carne con más sabor y mejor calidad.
Otra cosa a tener en cuenta cuando compramos carne, es la importancia de evitar cortar la cadena de frío.
Estamos acostumbrados a llevar la típica bolsa de la compra donde guardamos todos, pero sería mejor tratar de llevar una bolsa isotérmica que ayude a que la carne pierda el mínimo frío posible en el trayecto hasta nuestro hogar.
Cómo conservar la carne en casa
Para que la carne esté bien fresca y sabrosa a la hora de comerla, lo ideal es prepararla y cocinarla el mismo día de la compra.
Pero en muchas ocasiones puede ser complicado llevar esto a cabo, debido al trabajo y otras obligaciones. Así que, ¿qué hacemos para conservarla en buenas condiciones?
En frigorífico
Si la carne se va a poder consumir en los siguientes dos días después de la compra, es posible dejarlos en el frigorífico a la espera de utilizarlos.
Para que se conserven de manera adecuada, es importante que antes de guardarlos en el frigorífico, se saquen del envoltorio que lleven y se pasen a un film o papel de aluminio quitando los jugos que pueda haber soltado.
Hay que recordar que en estos jugos es más sencillo que empiecen a proliferar bacterias que causan que la carne pueda perder sus buenas cualidades.
Una vez seca y bien guardada en papel de aluminio, es esencial meterla de manera inmediata en la nevera para evitar la pérdida de frío.
La carne guardada en la nevera es importante consumirla cuanto antes, como máximo, dos días después de haberla comprado.
El recurso del congelador
Cuando la carne va a pasar más tiempo del previsto sin cocinarse, el congelador es un buen recurso para poder alargar la vida útil de la carne.
Al igual que pasa cuando preparamos las piezas de carne para guardar en la nevera, antes de introducirlas en el congelador, es importante cambiarles el envase y deshacerse de los jugos que haya soltado la carne.
Podemos congelar haciendo paquetes pequeños para administrar la carne y disfrutar de ella en diferentes ocasiones.
Cómo descongelar la carne de manera adecuada
Hay que tener cuidado a la hora de descongelar la carne, y seguir los pasos adecuados para evitar problemas con su consumo.
Algunas personas sacan la carne del congelador y, tal vez pensando que la descongelación será más rápida, dejan la pieza a temperatura ambiente para que se le vaya quitando el hielo.
Sin embargo, descongelar de esta manera es un error, sobre todo cuando las temperaturas son tan altas como suele suceder en verano. Y es que, sin darnos cuenta, estamos dejando que la carne quede desprotegida de las bacterias.
Lo mejor es sacar la pieza que se quiera descongelar unas 24 horas antes y dejarla en el frigorífico para que se vaya descongelando. De esta manera conseguimos mantener las propiedades de la carne.
Una vez que se ha descongelado, hay que cocinar la carne lo antes que sea posible sin dejar pasar demasiado tiempo. De esta manera, estaremos comiendo una pieza de carne excelente con todo su sabor.
En verano hay que tener mucho cuidado con la carne, ya que las altas temperaturas pueden provocar que se corrompa. Pero siguiendo estos pequeños consejos, lograremos platos de carne con un sabor insuperable, incluso a pesar de las altas temperaturas del verano.