Los innumerables beneficios que conlleva para nuestra salud seguir una dieta equilibrada son de sobra conocidos por todos pero ¿hay alimentos que, por uno u otro motivo, no contemplamos incluir en nuestras comidas?
Liebre, perdiz, corzo, jabalí, ciervo… La carne de monte, esa gran desconocida dentro de nuestras cocinas ha sido, es y será la mayor fuente de nutrientes existente dentro de la pirámide alimentaria, debiéndose, principalmente, a que proviene de animales que han nacido y se han desarrollado en plena naturaleza y con total libertad, no siendo tratados con antibióticos ni hormonas ajenas a las que ellos mismos producen.
Su carne, de un tono rojizo más oscuro al que estamos acostumbrados a ver en otras especies domésticas tiene un olor muy intenso y una textura característica, más tersa, producto de la vida salvaje y la alimentación que nuestros amigos han llevado hasta el momento de su captura.
Es simple, esta gran diferencia de “costumbres” con otros animales criados en granjas es quien coloca a la carne de monte en el puesto número uno del ranking de alimentos saludables, ya que es portadora de un ínfimo contenido graso así como de un alto contenido proteico, superior al de cualquier otro producto cárnico.
Tantos y tan importantes son los beneficios que este tipo de alimento proporciona a nuestro organismo que se recomienda su consumo si se quieren superar con éxito enfermedades tan delicadas como la anemia debido a las grandes cantidades de potasio, magnesio, hierro y fósforo que posee.
¡Todo un descubrimiento!
No tengáis miedo a comprar carne de monte, a guisarla, a que os encante y no podáis vivir sin ella ¡es una apuesta segura!